Reflexión sobre la clase del día 21/06

Ayer, por la noche, impartí mi clase de numero veintitrés, sabendo que, por lo menos, faltan tres clases para finalizar la práctica I. Pero, para mí, como habíamos dicho Elenara y yo, es muy positivo, pues así, voy a, despacito, entrenando el Español que tengo bastante dificultad, oral y escrito. Creo que, cuanto más me comunico por la lengua, más la adquiero y supero las dificultades. Principalmente ahora, que mi computadora estropeó y no tengo el “Word” con corrección ortografica, pero el “Delp” tambiém me ayuda. Jejejeje

Yo me asusto con mis dificultades, me parece que llegué a un nivel y no voy a conseguir mejorarlo. Por más que yo estudie, como hago con una gramática, casi que todos los días, hay algunos problemas linguísticos que no consigo superar. Pero, ya me di cuenta que son rasgos de la lengua materna que no me libertan. Imagino que ya estén fosilizados. ¡Ojalá! que un día yo pueda pasar algunos meses en un país de lengua española y consiga internalizar todo que me falta.

Ya que ni todo es perfecto, la clase, ayer. estaba bueníssima. Como el tiempo era corto y teníamos tres actividades para desarrollar, los alumnos y yo hicimos una carrera contra el tiempo. No perdemos ni un ratitito con otras cosas, solamente con las tareas. Entonces, por el comportamiento de ellos, pude percibir que estaban demostrando interés por la clase. Eso, para mí es muy importante, pues veo que mi esfuerzo ha contribuido para la motivación de ellos.

Mismo los alumnos sendo mayores, les encanta los juegos que llevo a clase. La segunda actividad de ayer era un juego de adivinación, donde a través de la huella ellos decian el nombre de la fruta o legumbre y después la relacionaban con su respectivo color. Fue bastante divertido, porque cada uno leía la hueja y los demás hablaban casi juntos para acertar la respuesta y arriesgaban muchas opiniones. Pesar de la desorden poseer la clase en esa actividad, no les solicité el silencio. Estaba tan agradable muchas voses entre sunrisas, además de los gestos que ellos hacían para decir lo que no sabían y yo para explicarles lo que no comprendían. Claro, para que no hiciesen confusiones, yo escrebí todas las respuestas en el pizarrón. ¿Para qué sirve una clase en silencio si los alumnos no la aprovechan? Yo maduré mi opinión, y veo que no sirve de nada tratar los alumnos como maquinas, si tienen capacidades superiores como interactuar, reírse, comunicarse.

También, me puse muy contenta porque, para mí, creo que fue la demostración más importante de toda la práctica. Después del juego de adivinación, yo les propuse una caja con globos hinchados de varios colores. Ellos deberían acertar uno con una agulla, explotarlo y decir el nombre del color. Dentro de cada una había un papelito con alguna tarea o dulce. Luego que les expliqué la actividad, sueno el señal y ellos me pidieron para quedarse en la clase y hiciesemos el juego ligerito, en algunos pocos minutitos, antes del sirviente limpiar la sala. De pronto, tuve la certeza que a ellos les había gustado la clase. Pesar de me quedar unos cinco minutitos a más en la escuela, fueron gratificantes.    

Para finalizar, quiero les compartir que recibi los textos que yo había solicitado y que me entregarón con retrasos. Me sorprendi porque los hicieron mejor que yo esperaba. Por general, ellos escribieron las palabras que habían estudiado y las demás todo en español. Sin dudas, que cometieron muchos errores, pero intentaron a su manera. Pude percibir las conocidas generalizaciones, donde una regla sirve para todo. También me di cuenta que ellos tienen dificultad en desarrollar un texto dotado de sentido, o sea, una chica al revés de un texto, escribió siete frases sin ligación, relacionadas solamente con los dibujos. Eso, me parece no un problema de la lengua extrangera, pero de un déficit general de la escuela. Si ella estuviese aprendido a escribir un texto en su lengua materna desde el inicio, probablamente, cuanto a eso no tendría problemas en la LE. Es justamente lo que estudio para la producción de mi TCC.

Ya estoy cansada de escribir y quiero decirte, Jéssica, que el “jejeje” aprendí contigo. Besos